¿Hemorroides o algo peor? Comprender la diferencia con el cáncer anal

4 de agosto de 2025

Síntomas compartidos y solapamientos

Tanto las hemorroides como el cáncer anal pueden causar sangrado rectal, dolor, picor o un bulto cerca del ano. Este solapamiento dificulta el autodiagnóstico y facilita la desestimación de los primeros signos de alarma. Las hemorroides -venas hinchadas en la parte inferior del recto o el ano- suelen aparecer por el esfuerzo al defecar, el embarazo, el estreñimiento crónico o por permanecer mucho tiempo sentado. Suelen fluctuar en gravedad y suelen mejorar con cuidados caseros, como ajustes dietéticos, cremas de venta sin receta o baños de asiento.

El cáncer anal, aunque mucho menos frecuente, requiere atención médica inmediata. Al igual que las hemorroides, puede presentarse con sangrado rectal o una masa cerca del ano. Sin embargo, es más probable que el cáncer anal produzca síntomas persistentes o que empeoren. Los signos que más se inclinan hacia la malignidad incluyen pérdida de peso inexplicable, dolor durante el coito, secreción anal anormal o un cambio notable en los hábitos intestinales, como estrechamiento de las heces.

En algunos casos, síntomas como el picor o el sangrado pueden atribuirse a las hemorroides durante semanas o incluso meses antes de que se realice un diagnóstico adecuado del cáncer. Este retraso puede ser peligroso. Por eso es tan importante comprender las sutiles variaciones en los patrones de los síntomas.

Cómo distinguirlos

La distinción clave radica en cómo se comportan los síntomas a lo largo del tiempo. Las hemorroides suelen responder a un tratamiento conservador y pueden reducirse o desaparecer en unos pocos días o semanas. Si los síntomas persisten a pesar del tratamiento, o si se intensifican -especialmente el sangrado o el dolor-, puede ser señal de algo más grave.

Los síntomas del cáncer anal no suelen responder a los tratamientos de las hemorroides. Una sensación persistente de plenitud en el recto, el empeoramiento de las molestias o una masa anal que sigue creciendo son señales de alarma. Además, si observa una hemorragia que se produce sin defecar o que no parece estar relacionada con el esfuerzo, podría indicar un problema más profundo.

Otros factores diferenciadores clave son el carácter del bulto o tejido. Las hemorroides tienden a ser blandas o compresibles, mientras que las masas cancerosas pueden sentirse firmes, irregulares o fijas en su sitio. El cáncer anal también puede cursar con síntomas sistémicos como fatiga o inflamación de los ganglios linfáticos de la ingle, que no se asocian a las hemorroides.

Tenga en cuenta que no todos los cánceres anales cursan con dolor o sangrado. Algunos sólo se manifiestan como un pequeño bulto o tejido irregular cerca del ano. Por ello, es fundamental no descartar los síntomas basándose únicamente en las molestias o el sangrado visible.

Cuándo acudir al médico

Si los síntomas de las hemorroides no mejoran con el tratamiento al cabo de unas semanas, o si observa algún signo poco habitual en las hemorroides, acuda al médico. Por ejemplo:

  • Sangrado que persiste o aumenta de volumen
  • Un bulto que se vuelve más firme, más grande o más doloroso
  • Pérdida de peso inexplicable
  • Secreción anal mucosa
  • Dolor no relacionado con la defecación
  • Sensación de plenitud o evacuación incompleta después de defecar.
  • Cambios nuevos o persistentes en la forma o consistencia de las heces

Un especialista colorrectal puede realizar un examen físico y recomendar pruebas diagnósticas como una anoscopia, una colonoscopia o una biopsia. Estas herramientas ayudan a diferenciar afecciones benignas de otras más graves, como el cáncer anal. La detección precoz es clave: el cáncer anal tiene más probabilidades de éxito cuando se detecta a tiempo.

Recuerde: aunque la mayoría de los síntomas rectales se deben a hemorroides u otros problemas no graves, es fundamental descartar a tiempo afecciones más graves. El Dr. Albert Chung es un cirujano colorrectal certificado con experiencia en el diagnóstico y tratamiento de trastornos anorrectales comunes y complejos. Si no está seguro de sus síntomas, no lo deje al azar. Obtener un diagnóstico adecuado no sólo aporta claridad, sino también tranquilidad.

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